Siento que cada cosa que has hecho me frena, como si me pusieras la zancadilla y no me dejaras salirme del camino marcado. Por tu culpa no puedo hacer lo que realmente quiero, ni tan siquiera puedo ser quien realmente quiero ser. Pero he decidido que se acabó, que me voy sin ti para empezar de nuevo desde cero donde yo decida y como a mí me de la gana.
Soltó todo esto mirándole fijamente a los ojos y, sin dar tiempo a que le respondiera, se dio la vuelta y se marchó dando un portazo. Y su reflejo se quedó allí, clavado al otro lado del espejo, con cara de asombro y la palabra en la boca.