18 junio 2007

Algo huele a podrido en Alcorcón (II parte)

Eran las dos y media de la madrugada, estábamos en mitad de una rotonda sin nombre de alguna calle de Alcorcón sin rumbo y sin fuerzas. Las hasta entonces miradas de complicidad y compañerismo se estaban empezando a convertir en miradas cargadas de reproches e incluso ira. El concierto de Pearl Jam no era ya más que un lejano eco en nuestras cabezas, algo que había tenido lugar años atrás. Pero una vez más no quedaba más remedio que seguir. Y entonces la cosa empeoró un poco más.

Empezamos a cruzarnos con restos de la antes vigorosa manada festivalera (no nos engañemos, para la organización del Festimad no éramos más que eso, una manada de borregos) refugiada en todo tipo de soportales y toldos de bares cerrados hace horas esperando tristemente a que saliera el Sol y se restableciera el servicio de autobuses diurnos a Madrid. El espectáculo era desolador. Anduvimos al menos media hora sin rumbo fijo hasta que nos encontramos con un grupo aún más desquiciado que nosotros. Eran unos pobres franceses que en menos de cuatro horas tenían que coger un vuelo en Barajas y que no hablaban ni una palabra de español. Ante la adversidad ajena todos olvidamos nuestras diferencias y nuestras ganas de aniquilarnos los unos a los otros y nos centramos en ayudar al prójimo, aunque sin tener ni idea de cómo.

- La para da de los búhos está en la segunda rotonda a la derecha. Tenéis uno en un cuarto de hora. Es el bus 501. Seguro.
- Pues creo que no vais bien. Que yo sepa los buses nocturnos salen de Alcorcón Central (¿?), y eso está como a veinte minutos andando de aquí.
- No se, yo que vosotros me iría a la estación de la Renfe.
- ¿Madrid?

Otra vez todas indicaciones falsas que no nos llevaban a ninguna parte y, otra vez, la lluvia que comenzaba a caer con ganas tras tres cuartos de hora de tregua. Creo que en ese momento los franceses se preguntaban si no habrían tenido más suerte si hubieran seguido por su camino sin hacernos caso, pero entonces la vimos. Era una suave luz en una esquina al otro lado de la avenida. Apenas se veía por la cantidad de agua que estaba cayendo, pero fuimos hacia ella sin pensárnoslo dos veces. ¡Era un bar abierto!

- Pues yo no puedo llamar a ningún taxi, pero aquí cerca está el bingo y por ahí siempre pasan taxis. Sólo tenéis que bajar la calle hasta la siguiente rotonda.

Ya estabamos más que escarmentados de lo engañosas que eran las rotondas de Alcorcón y sus ciudadanos, pero aún así decidimos hacer caso al amable camarero. Y, efectivamente, en cuanto llegamos a la esquina del bingo un taxi y su maravillosa lucecita verde aparecieron de la nada. Como náufragos a lo Tom Hanks en su isla desierta saltamos, corrimos y gritamos para parar aquel taxi.

- ¿Podría avisar con la radio a otros dos taxis para que vinieran a recogernos por favor? – Ya estábamos tan desesperados que la idea de pagar 25€ por llegar a Madrid y tirar a la basura los bonos del metrobus que habíamos comprado con antelación para evitar problemas nos parecía una idea genial
- Pues lo siento, pero es que no puedo. No tengo radio.

Nuestra euforia se esfumó al mismo tiempo que desaparecía el taxi y los franceses por la siguiente rotonda. Automáticamente, y sin que hubiera palabra de por medio, la ansiedad y la mala leche se apoderaron de nuestros cuerpos de nuevo. Tal era la situación que el ya reducido grupo de 7 personas que quedábamos se dividió en dos grupos, cada cual más lamentable: mientras unos se sentaron a pie de carretera bajo la lluvia para abalanzarse sobre el primer taxi que osara pasar por allí, los otros nos metimos en un cajero automático dispuestos a instalarnos allí de por vida.

Pero entonces algo en nuestro interior, el instinto de supervivencia creo que lo llaman, hizo que nos levantáramos de nuevo, saliéramos a la calle, nos uniéramos a nuestros compañeros de fatigas y volviéramos a caminar por las amplias avenidas de Alcorcón. La dirección ya era lo de menos. Lo único que importaba era permanecer en movimiento. Y por fin la suerte nos sonrió. Apenas quince minutos después dos nuevos taxis libres se cruzaron por nuestro camino. No exagero lo más mínimo si afirmo que ese fue el momento más feliz de nuestras vidas. En unos minutos todo habría terminado.

Mientras subía al taxi y le indicaba la dirección de destino toda la noche pasó ante mis ojos. La llegada a Madrid, la comida de tapeo, el traslado a Leganés, las cañitas antes de entrar al recinto, nuestros bocadillos tirados a un cubo de basura por el guarda de seguridad, los saltos en la piscina de bolas, los grupos teloneros, PEARL JAM en todo su esplendor, los miles de personas en fila para ir al metro, las horas deambulando por Alcorcón,...

Aún hoy, cuando los supervivientes nos reunimos seguimos hablando de aquella extraña noche. ¿Qué pasó realmente en Alcorcón? ¿Por qué nadie fue capaz de indicarnos bien donde estaba el bus que buscábamos? ¿Consiguieron todos los "niños perdidos" del Festimad salir de allí? ¿Por qué llueve tanto en Alcorcón?
Aquí teneis unas imágenes para que os hagais una idea aproximada del número que se montó al acabar el concierto. Y qu conste que estos son sólo unos pocos provilegiados que lograron bajar al andén de la estación de Leganés (para después ser abandonados en Alcorcón), que arriba se quedaron muuuuuuuuuuuchos más. Menos mal que todos estábamos de buen humor.....

2 comentarios:

Minos dijo...

hahahah, excelente relato, muy parecido al vivido por mi esa puta noche. Al tan solo leerlo me partí de la risa, aunque no se si por que me recorde de la resignación que cargaba a las 4.00 am, las ganas de matar a los organizadores del Festimad, o por las ganas de llorar que tenía, me sentía perdido y deshausiado jejeje.

Buen relato. Por cierto, ya que usas mi foto prestda en el otro blog, cita la fuente de dicha foto, asi me ayudas a incrementar el trafico a mi web yu que mas gente vea la reseña, y no violas mi Creative Commons (lo que esta al final de mi blog, en el centro).

Saludos!

English Little Pills dijo...

Hola Minos,

Yo ahora también me río al pensarlo, pero ese día habría matado a alguien....

Perdona el lapsus de la foto, ya he indicado bien clarito de quien es y de donde viene, y de paso te enlazamos en las dos paginas para contribuir al aumento de trafico de tu blog.

Suel y Orris