02 noviembre 2007

Final en tres actos

Acto I.
Es de noche. La lamparilla de una mesilla está encendida. En la escena interviene una pareja, un hombre y una mujer. Uno de ellos está en la cama, el otro está sacando ropa de los cajones muy despacio.


- ¿Qué haces? Son las tres de la mañana.
- Me voy. Si seguimos acabaremos mal, muy mal.
- Pero,... ¿Qué dices? No puedes irte, no puedes dejarme. Venga ya, sólo ha sido una pelea, no saques las cosas de quicio, por favor.
- ¿Y si vuelve a pasar? Venga, los dos sabemos que las cosas no van bien. Mejor dejarlo así que esperar a odiarnos ¿no?
- Yo preferiría eso.
- ¿El qué?
- Si te vas, prefiero que lo hagas cuando nos odiemos y no ahora. Al menos así no lo pasaremos mal.


Acto II.
Es de noche. La lamparilla de una mesilla está encendida. Interviene la misma pareja. Uno de ellos está en la cama, el otro está nuevamente sacando ropa de los cajones muy despacio.

- ¿Qué haces?
- Tenía que haberme ido la primera vez. Esto es absurdo. No podemos seguir juntos.
- ¿Pero por qué haces esto? Todo el mundo discute, todo el mundo tiene días buenos y malos, y nosotros igual. No puedes levantarte a oscuras cada vez que discutimos para hacer la maleta y salir huyendo. Tan sólo hay que arreglarlo.
- ¿Crees que podemos arreglarlo? Yo no lo tengo tan claro. Nos estamos haciendo demasiado daño.
- Si te vas, entonces sí que me harás daño de verdad. Deja eso, anda.


Acto III.
Seguimos en la misma habitación, con la misma lamparilla y la misma pareja. Uno de ellos está en la cama, el otro está cerrando una maleta.

- Hoy sí que me voy. Me da lo mismo lo que me digas. Esto se nos está yendo de las manos.
- Por favor no, no te vayas. No puedes irte. Dijimos que esperaríamos hasta que nos odiáramos para que ninguno de los dos sufriera, y yo no te odio, no podría.
- Suéltame. Esta vez no me vas a convencer.
- Te vas con alguien, ¿es eso? No te vayas, te quiero.
- Lo se, pero yo ya te odio. No siempre, pero a veces te odio tanto que te arrancaría la cabeza.
- Pero ¿qué estas diciendo?
- La primera vez fue una bofetada, la segunda un puñetazo. Hoy te he dejado los ojos morados. ¿Es que no te has visto? ¿No me has visto?

Así termina el guión de la obra. A pesar de que tenemos muchos detalles, sentimos deciros que la obra no podrá llevarse a escena. Acabamos de darnos cuenta de que sabemos como es la habitación, conocemos parte del mobiliario, la hora, pero, por algún motivo, el escritor olvido indicar a quien corresponde cada frase y nosotros no logramos llegar a un acuerdo de qué reparto sería el mejor. Gracias de todos modos por venir a la prueba.