15 enero 2009

Desesperados anónimos

Bien señores, supongo que se preguntarán qué hacen todos aquí. Pues bien, si me he tomado tantas molestias en localizarlos a todos y reunirlos aquí es porque necesito saber quién de ustedes ha sido el que me ha mirado mal. Les ruego que no se tomen esto como una ofensa, que yo no tengo, ni he tenido jamás, nada en contra de los tuertos. Pero el caso es que últimamente todo me sale mal y esto es lo único que me queda por hacer para intentar salvar mi situación.

He de aclararles que nunca he sido especialmente supersticioso, por lo que en un principio asocié mi mala suerte precisamente a eso, a la suerte o la casualidad, como prefieran llamarlo. Pero he llegado a un punto en que tanta maldita casualidad se sale de toda norma estadística, así que no me ha quedado más remedio que tener en cuenta otras posibilidades, por así decirlo. Sin entrar en detalles tontos que ahora no vienen a cuento, les diré que ya he podido descartar de entre tales posibilidades la magia negra, el vudú y el mal fario. También me he asegurado de no haber roto ningún espejo, no haber pasado por debajo de ninguna escalera, no haber brindado con agua, no haberme cruzado con ningún gato negro, no haber abierto ningún paraguas en casa, y un largo etcétera, por lo que ya sólo me queda por descartar aquello de que me haya mirado mal un tuerto, que nunca he sabido muy bien qué quiere decir, pero que es algo que mi abuela siempre mencionaba.

Así que, por favor, si alguno entre ustedes, por el motivo que sea, alguna vez me ha mirado mal, le rogaría, por favor, que me lo hiciera saber para ver si así podemos encontrar una solución satisfactoria para los dos. Y si hay alguna forma de solucionar esto sin que el culpable se delate, no sé, mirándome bien en lugar de mal, o lo que sea, también me parece una buena opción, que esto no es revanchismo señores míos, sino simple desesperación.

12 enero 2009

Simplificando

Ayer me dio una especie de siroco y teñí todos los vestidos de negro, las camisetas de verde, los pantalones de rojo y mis tres pares de zapatillas de blanco nuclear.
No tengo ni idea de porqué lo hice, pero esta mañana decidir lo que me iba a poner ha sido gratamente sencillo.