25 febrero 2010

Insomnia

Imagen: Marta Altieri (www.maltieri.com)


Me vine a esta casa porque Ella me dejó. Necesitaba un cambio de aires, tranquilidad, y una mudanza me pareció una buena idea. Pero la tranquilidad sólo me duró unos días.

Una mañana me levanté con la sensación de haber pasado toda la noche dando vueltas. Recordaba haber oído golpes entre sueños, como si alguien hubiera estado haciendo obras en plena noche. Le pregunté a la vecina a la mañana siguiente cuando me la encontré en el rellano, pero se me quedó mirando con cara de asombro, se encogió de hombros y se fue. Volví a levantarme con la misma sensación un par de días más tarde. En mi cabeza aún resonaban golpes y ruidos extraños, pero nunca recuerdo lo que sueño, así que no estaba muy seguro de si eran sonidos reales o no. Cuando le volví a preguntar a la vecina me regaló una mirada de enfado y algo así como un “lo que hay que aguantar” entre dientes. Nada más.

Durante un par de semanas creo que los ruidos desparecieron, al menos no los recordaba al despertar, pero cada día me levantaba cansado de todas formas. ¿Sabe qué?, pensé que tal vez hubiera algo en esta casa, algo que no era capaz de identificar. Desde que estoy aquí todo es diferente, de alguna manera yo soy diferente.
Esta mañana me he despertado agotado, pero más de lo normal. Llevaba los mismos vaqueros de ayer, así que supongo que me dormí vestido, no lo recuerdo. Esta noche los ruidos han sido más fuertes, o tal vez yo soy más sensible. Tengo en la cabeza los golpes de siempre, pero también creo que hay otros ruidos más suaves, como un sutil martilleo, algo arrastrado por el suelo, grifos abiertos, susurros,… No sé. Como todos los sábados he cogido las llaves y he salido para desayunar en el bar de abajo. Entonces he visto a la vecina. Hoy ni me ha ignorado ni me ha mirado con mala cara, directamente se ha puesto a gritar como una energúmena y se ha metido en casa corriendo tan rápido como sus rechonchas piernecitas de han dejado. Entonces he llegado a la cafetería y es cuando ha empezado este circo.

Una señora ha salido corriendo y un par de personas han salido detrás de ella más tranquilos pero con la cara desencajada. El camarero se ha ido directo al teléfono y antes de que me hubiera sentado en la barra tres policías han entrado por la puerta y han venido directos a por mí. Y aquí estamos.

Le repito por enésima vez que no sé qué hacen todas esas herramientas debajo de la cama, de hecho no sé ni para que sirve la mayoría de ellas. No sé qué son esas cajas que han encontrado en ese cuarto, yo no tenía ni idea de lo que había ahí dentro hasta que ustedes lo han abierto hace una hora. Creo que lleva cerrado con llave desde que llegué aquí, no estoy seguro. Tampoco sé por qué estoy cubierto de sangre seca, ni de dónde han salido todos estos moratones de mis brazos, ni qué son esas manchas del pasillo, ni qué hacen todas esas toallas a remojo en la bañera,... Alguien ha debido entrar en mi casa por las noches y hacer todos esos ruidos y hacer…. hacer eso de ahí. Yo no sé qué decirle, yo no…. bueno sí que es verdad que esto parece que yo pero…. aunque si es cierto que es Ella la que está ahí….

Creo que necesito dormir un poco. Estoy muy cansado ¿sabe? Apenas he podido dormir en las últimas semanas y esta noche ha sido la peor.


Banda Sonora: Tom Waits.

18 febrero 2010

Venga lo que venga

¡Abran ustedes las ventanas, las puertas, los cajones, los ojos, los brazos y todo lo que puedan abrir!

Que entre la lluvia, el viento, el barro, las moscas y los mosquitos, pero también la luz, la primavera, la brisa, las mariposas y la música. Que nos abofeteen si quieren, que nos hieran o nos insulten, pero que también nos puedan dar besos sin barreras, abrazos, mimos y caricias.

Que no pase ni un solo día sin nada que contar, ya sea un lamento o una carcajada.

¡No vayan ustedes a irse dejándose algo por probar!



Imagen: "Wind from the Sea". Andrew Wyeth, 1948

01 febrero 2010

Tu ombligo


Acabo de tomar una decisión. Voy a convertir tu ombligo en mi pozo de los deseos privado. Cada noche lo besaré suavemente y cerraré los ojos bien fuerte mientras formulo mi deseo.


Y además tengo claro lo que voy a pedir: encontrarme la noche siguiente otra vez recostada a tu lado, con mis labios posados en tu ombligo y mis ojos cerrados pidiendo de nuevo el mismo deseo.