Sé cual fue el momento exacto en que nació dentro de mí. Recuerdo con gran nitidez como cada día iba notando que crecía, y recuerdo que llegué a pensar que tal vez al final saldría algo bueno de todo esto. Ahora sin embargo me da pavor imaginar qué forma tendrá lo que llevo dentro. Por si acaso cada día soporto sin derramar una sola lágrima que me estruje el estómago, pisotee mis tripas y trepe hasta mi garganta, a ver si así se aburre y para, pero insiste incansable.
Pensé que una vez que te fueras definitivamente dejaría de crecer, pero aún hoy en día se revuelve y engorda cada vez que suena tu nombre. Se me enciende el cuerpo, el vello se me eriza y la ansiedad toma forma humana. Creo que ya no puedo contenerlo y me aterra la idea de que se acabe apoderando de mí por completo sin poder hacer nada por evitarlo.
Pero he estado pensando. Tal vez si antes de llegar a ese extremo le doy un poco de lo que quiere se calme, tal vez así podamos llegar a una especie de tregua. Y se me ha ocurrido que lo mejor es hacerlo por la noche, una de esas sin luna, una en la que no pueda ver lo que mi cuerpo y mis manos hacen. Será esta noche. Me dejaré llevar, que haga conmigo lo que se le antoje, que me use y me tire si quiere, cualquier cosa con tal de poder volver a ser yo mañana por la mañana.
Ilustración - "Can't sleep" Vladstudio