16 diciembre 2008

Mis pies aún te hechan de menos

Hoy he estado pensando en ella como hacía antes. Me he plantado en mitad del pasillo descalzo y me he pasado media hora andando muy despacio por cada habitación. A ella le encantaba andar descalza por la casa. Decía que le gustaba sentir el calor de la madera del salón, cómo el frío de las baldosas del baño le ponía la carne de gallina y las cosquillas que le hacía la alfombra del dormitorio.

A mí, la verdad, no me gusta nada eso de desnudarme de tobillos para abajo. Creo que tengo los pies demasiado secos para andar por la madera, demasiado fríos para soportar las baldosas del baño y demasiado sensibles para aguantar cosquillas de ningún tipo. Pero aún así ha estado bien. Me ha gustado pensar en ella e imaginármela en algún pasillo con unos enormes calcetines de lana como los míos.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Prueba a pasear por casa desnuda de tobillos para arriba (hazlo con las persianas bajadas y en verano).

Me

Anónimo dijo...

Nunca está mal experimentar sensaciones nuevas.

orris dijo...

Muy bonito, me ha gustado mucho.

SOMMER dijo...

Suel, sólo paso para desear que el 2009 te llene la vida de belleza.

Gracias por pasar por mi blog durante el 2008. Ojalá pueda enriquecerme con tu presencia durante el 2009.

Adrián Mariscal dijo...

Increìble tu narrativa.

Tan rica y variada que se añora, la espera se vuelve incitante, necesaria.

Un gran abrazo!