13 abril 2010

Anestesiada

Cuando la puerta se abrió una corriente de aire helado le hizo cosquillas en los pies descalzos.

No se giró a ver la cara de su asesino, ni tan siquiera hizo el más mínimo gesto. Se quedó inmóvil mirando el retrato que colgaba de la pared. La luz estaba apagada, pero no la necesitaba para mirar fijamente a aquellos ojos de la foto.

Todo fue tan rápido que no sintió nada, literalmente. No se dio cuenta de que el verdugo ya había cumplido su tarea, así que continuó inmóvil en su silla mirando el retrato de la pared una vez que la puerta se volvió a cerrar a sus espaldas.

4 comentarios:

Unknown dijo...

¿fue el mismisimo aire el que la/le mató?. ¿sería un viento helado? ¿tan helado como la superficie de un cuchillo?
¿fue el aire el que la/le mató?
Ya dirás.
me

English Little Pills dijo...

Quien sabe. En una historia sin nombres, ni sexo, ni luz y casi sin acción puede ocurrir de todo.

orris dijo...

¿Cuantas interpretaciones tiene?
¿El retrato era un espejo?
¿Si estaba a oscuras comoo la vio el asesino?
Hoy estoy pregunton

Adrián Mariscal dijo...

Una imagen exquisita. Me quedaré con ella por un rato...asesinatos curiosos...extraños...inconexos...me matan a mí también!