17 julio 2008

Sombras Chinescas

Para Nuno estaba siendo un día de esos que no le deseas ni a tu peor enemigo. Pensó que una cerveza arreglaría algo la cosa, así que bajó al bar de la esquina. Nada más cruzar la puerta se arrepintió de su decisión, porque el antro estaba hasta los topes de gente. Por lo visto, en busca de una solución desesperada para la falta de clientela, el del bar había montado un ciclo de conciertos gratis cada jueves con una cerveza de regalo incluida en el paquete. El resultado a cinco minutos del comienzo del primer espectáculo no podía ser mejor: barra y mesas abarrotadas de parroquianos jarra en mano.

Reptando entre el personal Nuno consiguió su bebida de regalo, pero por más que lo intentó no hubo manera de situarse frente al escenario, así que tuvo que conformarse con apoyarse en una de las paredes laterales. Casi no había apoyado la espalda en la pared cuando todas las luces se apagaron, salvo un enorme foco situado encima de su cabeza que apuntaba de forma indiscreta la silueta de una joven menuda que acababa de aparecer casi como por arte de magia.

Una voz suave e insinuante acompañada de unos movimientos no menos sugerentes levantaron los silbidos y aplausos de los presentes de forma inmediata. "Tampoco es para tanto" pensó Leo, hasta que la descubrió. Cansado de ponerse de puntillas para intentar ver bien a la cantante volvió a apoyarse contra la pared y ante sus ojos apareció enorme, sutil y provocadora aquella sombra. Bailaba al ritmo de la música, pero de forma más suave y delicada de lo que su dueña lo hacía, se deslizaba silenciosa por la pared, acariciándola como si estuviera haciéndole el amor.

Durante ocho semanas Nuno no faltó ni un solo jueves. Llegaba al bar una hora antes para asegurarse que nadie le robaba su posición privilegiada y, durante todo el espectáculo, clavaba sus ojos en aquella sombra. Al salir no sería capaz de decir de qué color era el vestido de la cantante, o si llevaba tacones, pero podría haber dicho, sin duda alguna, cuántas veces había levantado su sombra los brazos por encima de su cabeza, contorneado sus caderas, acariciado su pelo, flexionado sus rodillas, lanzado besos desde la yema de sus dedos,...

El noveno jueves, al llegar a la puerta del bar Nuno sufrió algo similar a un ataque de risa histérica, aunque tal vez fuera un ataque de ansiedad, ya que ante sus incrédulos ojos el camarero estaba colgando un cartel que anunciaba:
"Por problemas con los vecinos, a partir de hoy el concierto será sustituido por un espectáculo de sombras chinescas. La oferta de cerveza gratis se mantiene sin cambios"

4 comentarios:

orris dijo...

Podría disertar sobre el mito de la caverna pero solo diré: ¡Asombrosa historia!

Anónimo dijo...

Me ha encantado. Poca cosa más puedo decir.

English Little Pills dijo...

Orris, tu diserta cuanto quieras, que últimamente ando escasa de ideas y así rellenamos.

Lúcida, con eso basta y sobra. muchísimas gracias.

Anónimo dijo...

Bueno. Empiezo: ¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿.
Dios como me hacen falta unas vacaciones. Si las sombras iban despues, quien era la sombra del princiio?, o quizás Nuno le daba al temita tem. Lo digo por si solo veia el las primeras sombras. Aunque igual las veian todos, pero solo se fijaban en la cantante sin sombra. Oye como ¿peter pan? Cooooo, que me voy (de la olla!)
Bye
Me